Un Personaje Para Recordar, Don Alejandro Castiglioni Virhuez.
Tomado del Libro “Sin Retorno”
de Ricardo Ramirez Cuentas
Por Ricardo Ramírez Cuentas.
Tengo la costumbre de buscar entre mis recuerdos, aquellos acontecimientos que sucedieron en Huaraz, antes del terremoto de 1970. Trato en lo posible de revivir vivencias que acontecieron hacen muchos años, que posiblemente muchos huarasinos ya no lo recuerdan.
Con motivo de las últimas elecciones municipales, tuve la oportunidad de ver en la televisión la transmisión del proceso de argumentación de la defensa de las actas que por alguna razón de procedimiento se discutían en la ONPE; en esa ocasión aprecie la intervención del Abogado Julio Cesar Castiglioni Guilhino, hijo de mi gran amigo Don Alejandro Castiglioni Virhuez, que intervenía en representación del Partido Popular Cristiano; situación que me llenó de inmensa satisfacción por su entereza, su capacidad académica, por ser huarasino y porque lo volvía a ver después de muchos años, con dominio de un escenario destinado para las grandes personalidades. Bien por él.
Este acontecimiento me trajo al recuerdo la presencia de Alejandro, cuando en sus años mozos, se caracterizaba por estar presente en todos los acontecimientos que tenían lugar en las festividades culturales, deportivas y sociales que acontecían, en el calendario festivo de Huaraz. En los carnavales de antaño, había la costumbre de realizar el "entierro del Ño carnavalón"; en estos menesteres surgía un personaje que representaba a la "adolorida viuda" que desconsoladamente acompañaba al féretro, hasta ser arrojado su ataúd en el torrente caudaloso del rio Quilcay. De entre todos los barrios la población elegía al protagonista que desempeñaba su rol con mayores muestras de dolor y desesperación, es así que la mas aclamada durante varios años fue la viuda que representaba, nuestro querido Alejandro Castiglioni; esta es la razón por lo que se ganó la "chapa" de la viuda.
En una ocasión, con motivo de festejarse un año más de la Creación Política de Huaraz, invitaron al Campeón Nacional de box de peso mediano-ligero Don Antonio Frontado para que se presentara en una exhibición en el Campo de la Guardia Civil.
Para los organizadores, la búsqueda de un "Sparring", con condiciones elementales de técnicas boxísticas, se tornaba prácticamente, en un asunto sin solución inmediata. Se les ocurrió convocar por radio, invitando ha algún aficionado que pudiera asumir esta riesgosa misión. El que se presentó inmediatamente fue Don Alejandro Castiglioni Virhuez, animado por un grupo de amigos, entre los que se encontraban: Pepe Solís, Gustavo Moreno, Otto Reina, "Chivo" Ames, Rolando Tarazona Soto y otros. Como su técnico de esquina se nombró al "Negro” Hernán Sotelo.
La población se enteró de este acontecimiento por todos los medios de comunicación, de tal manera que constituía un compromiso de gran expectativa para la afición; esa noche rebasó su capacidad el campo de la guardia civil y se quedó mucha gente en las afueras porque no lograron ingresar.
Se armó el cuadrilátero de acuerdo al reglamento; se nombró como Juez o Arbitro a uno de los miembros de la comitiva del maestro Frontado; este hizo las indicaciones a los contendores, dirigiéndose especialmente al aficionado, en el sentido de que permitiera la demostración del maestro y evitara colocar golpes. Todo esto porque cuando ingresó Alejandro al cuadrilátero, la gente lo ovacionó de tal manera que parecía un ídolo local del box; además que ingresó realizando una serie de movimientos de cintura, juego de piernas y cubierto por una toalla, al estilo de "cassius clay" y cuando subió al entarimado realizó una serie de fintas y movimientos propios de las grandes figuras. El negro Frontado se asustó.
En el primer round ambos contendores se dedicaron a efectuar movimientos de cintura soltando "jabs" que no alcanzaban a su contendor. Frontado se dedicó a realizar movimientos de cintura y piernas como parte de su exhibición y Alejandro igualmente se lucía para beneplácito del público. La gente empezó a gritar para que Alejandro le propinara una paliza al negro Frontado; le gritaban "mata a ese gallinazo", es "papayita" y esto fue calando en el ánimo de Alejandro. El segundo round, sorprendió a Alejandro poniéndose de rodilla en su esquina y haciéndose la señal de la cruz ; salió con todos los ímpetus y empezó a colocar una serie de golpes a Frontado; logrando sorprenderlo con un gancho bien colocado que remeció al mastodonte; terminando así el round.
Frontado antes que herido, salió adolorido en su amor propio; en toda su carrera como boxeador jamás había recibido un golpe como el que le propinó Alejandro, que lo dejó sin aire. Empezó el tercer round, con un aficionado convencido de que podía noquear al negro; y por la otra parte a Frontado que salió para vengarse del golpe sufrido.
Con motivo de las últimas elecciones municipales, tuve la oportunidad de ver en la televisión la transmisión del proceso de argumentación de la defensa de las actas que por alguna razón de procedimiento se discutían en la ONPE; en esa ocasión aprecie la intervención del Abogado Julio Cesar Castiglioni Guilhino, hijo de mi gran amigo Don Alejandro Castiglioni Virhuez, que intervenía en representación del Partido Popular Cristiano; situación que me llenó de inmensa satisfacción por su entereza, su capacidad académica, por ser huarasino y porque lo volvía a ver después de muchos años, con dominio de un escenario destinado para las grandes personalidades. Bien por él.
Este acontecimiento me trajo al recuerdo la presencia de Alejandro, cuando en sus años mozos, se caracterizaba por estar presente en todos los acontecimientos que tenían lugar en las festividades culturales, deportivas y sociales que acontecían, en el calendario festivo de Huaraz. En los carnavales de antaño, había la costumbre de realizar el "entierro del Ño carnavalón"; en estos menesteres surgía un personaje que representaba a la "adolorida viuda" que desconsoladamente acompañaba al féretro, hasta ser arrojado su ataúd en el torrente caudaloso del rio Quilcay. De entre todos los barrios la población elegía al protagonista que desempeñaba su rol con mayores muestras de dolor y desesperación, es así que la mas aclamada durante varios años fue la viuda que representaba, nuestro querido Alejandro Castiglioni; esta es la razón por lo que se ganó la "chapa" de la viuda.
En una ocasión, con motivo de festejarse un año más de la Creación Política de Huaraz, invitaron al Campeón Nacional de box de peso mediano-ligero Don Antonio Frontado para que se presentara en una exhibición en el Campo de la Guardia Civil.
Para los organizadores, la búsqueda de un "Sparring", con condiciones elementales de técnicas boxísticas, se tornaba prácticamente, en un asunto sin solución inmediata. Se les ocurrió convocar por radio, invitando ha algún aficionado que pudiera asumir esta riesgosa misión. El que se presentó inmediatamente fue Don Alejandro Castiglioni Virhuez, animado por un grupo de amigos, entre los que se encontraban: Pepe Solís, Gustavo Moreno, Otto Reina, "Chivo" Ames, Rolando Tarazona Soto y otros. Como su técnico de esquina se nombró al "Negro” Hernán Sotelo.
La población se enteró de este acontecimiento por todos los medios de comunicación, de tal manera que constituía un compromiso de gran expectativa para la afición; esa noche rebasó su capacidad el campo de la guardia civil y se quedó mucha gente en las afueras porque no lograron ingresar.
Se armó el cuadrilátero de acuerdo al reglamento; se nombró como Juez o Arbitro a uno de los miembros de la comitiva del maestro Frontado; este hizo las indicaciones a los contendores, dirigiéndose especialmente al aficionado, en el sentido de que permitiera la demostración del maestro y evitara colocar golpes. Todo esto porque cuando ingresó Alejandro al cuadrilátero, la gente lo ovacionó de tal manera que parecía un ídolo local del box; además que ingresó realizando una serie de movimientos de cintura, juego de piernas y cubierto por una toalla, al estilo de "cassius clay" y cuando subió al entarimado realizó una serie de fintas y movimientos propios de las grandes figuras. El negro Frontado se asustó.
En el primer round ambos contendores se dedicaron a efectuar movimientos de cintura soltando "jabs" que no alcanzaban a su contendor. Frontado se dedicó a realizar movimientos de cintura y piernas como parte de su exhibición y Alejandro igualmente se lucía para beneplácito del público. La gente empezó a gritar para que Alejandro le propinara una paliza al negro Frontado; le gritaban "mata a ese gallinazo", es "papayita" y esto fue calando en el ánimo de Alejandro. El segundo round, sorprendió a Alejandro poniéndose de rodilla en su esquina y haciéndose la señal de la cruz ; salió con todos los ímpetus y empezó a colocar una serie de golpes a Frontado; logrando sorprenderlo con un gancho bien colocado que remeció al mastodonte; terminando así el round.
Frontado antes que herido, salió adolorido en su amor propio; en toda su carrera como boxeador jamás había recibido un golpe como el que le propinó Alejandro, que lo dejó sin aire. Empezó el tercer round, con un aficionado convencido de que podía noquear al negro; y por la otra parte a Frontado que salió para vengarse del golpe sufrido.
Empezó la brega con un Frontado más cauteloso y un Alejandro como una fiera desbocada, queriendo colocar un "huaracazo" al estilo hurasino; esto aprovechó Frontado para colocarle un gancho feroz que lo levantó al pobre Alejandro como un metro, cayendo al entarimado inerte, desparramado; prácticamente noqueado quedando sin sentido varios minutos. Frontado quedó encerrado en el "segundo cuarto" de la Camisería detenido por el pariente de Alejandro, el cabo Don José Astete. Desde entonces a Alejandro ya no le decíamos el "loco viuda", sino simplemente "viuda"; porque todo lo de loco se lo quito Frontado.
HUARAZ CAPITAL DE LA AMISTAD INTERNACIONAL
Gracias Ricardo no habia visto la nota, me puse a buscar noticias de mi padre y encontré tu artículo, él se encuentra bastante delicado de salud y esta nota nos llena de fduerzas, saludos. Julio César,
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