Fuente: Un Día como Hoy en Huaraz
Por: Jose Antonio Salazar Mejía
Hace 103 años nos fue
arrebatado Luis Pardo Novoa. Este gran paisano nuestro, adalid de las causas
justas, en su momento fue vilipendiado por los poderosos y tratado peor que una
alimaña. Su delito fue ponerse al lado de los débiles, de los desposeídos.
Chiquián honra a su hijo predilecto
con una hermosa efigue ecuestre
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Para quienes no
conocen mucho del caso, señalaremos que Luis Pardo Novoa fue un chiquiano a
quien los pobres idolatraban y los ricos aborrecían y falleció un 5 de enero de
1909 asesinado vilmente por una turba a poca distancia de Cajacay. En el camino
a Lima, pasando Cajacay hay un puente que lleva el nombre de Luis Pardo, cerca
a ese lugar cayó abatido por las balas asesinas quien se constituyó en el
personaje más buscado por la justicia peruana a inicios del siglo XX.
Tras la leyenda de
Luis Pardo encontramos una lectura muy diferente. Esta bien para la literatura,
la pose y el gesto bravío, como en la gran novela juvenil de Oscar Colchado
Lucio "¡Viva Luis Pardo!" escrita en 1998, y los detalles heroicos,
las mil anécdotas consignadas por Alberto Carrillo Ramírez en su "Luis
Pardo el bandolero"; el tipazo que se escapaba de las cárceles, que
enamoraba guitarra en mano a cuanta joven bella encontraba en su camino, que
capeaba los toros más bravos en todas las fiestas entre Gorgor y Huari, que
pedía "prestado" a los hacendados y repartía "huacchis" a
campesinos y menesterosos.
Fotografía de Luis Pardo
con sombrero, poncho y
pañoleta al cuello
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Pues bien, ninguno de
ellos le llegó a los talones a nuestro ilustre paisano. ¿Cuál fue la razón?
Pues simplemente que Luis Pardo trasciende a estos personajes porque no era un
bandolero, era un líder social.
Un común denominador
de los bandoleros de entonces era su arraigo popular, pues para huir de la
justicia, buscaban apoyo en la población. ¿Cómo lo conseguían?, dando dádivas a
la gente para que apañe sus actividades... Esto me trae a reflexión el
"bandolerismo del siglo XXI", donde malas autoridades que expolian
recursos del estado, ganan elecciones y previenen revocatorias, entregando
dádivas a los electores. Son tan populares como los bandoleros de antaño.
Luis Pardo rodeado por jóvenes chiquianos
durante una fiesta patronal
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Este rasgo peculiar
de su vida, ha sido muy poco tratado en los textos que analizan su vida y obra.
Don Augusto alba Herrera, el gran historiador caracino, tiene en imprenta un
estudio enjundioso sobre Luis Pardo donde espero nos dé más luces sonreí este
rasgo no estudiado en nuestro héroe.
Desde la perspectiva
social, sólo así podemos explicarnos la saña con la que se le persiguió. Otro
dato más para el análisis. Su caso fue el primero que llamó la atención de la
prensa nacional. Y bien aceitada la prensa amarillista, convirtió a nuestro
héroe en un personaje nefasto. Este sería el primer caso en el Perú, en el que
la prensa sesga su visión sobre un personaje para traérselo abajo, obedeciendo intereses
de grupo.
Entonces recién
encontramos la explicación de cómo se organizó toda una partida militar para
perseguirlo. Era el "enemigo público número uno" en el Perú de los
años aurorales del siglo pasado. Y para capturarlo, tuvieron que convocar al más
terrible de los verdugos, el Sargento Mayor Álvaro Toro Mazote, sanguinario
represor de indios y negros, asesino a sueldo de los hacendados de Ica y
Ayacucho.
Cadáver de Luis Pardo
junto al "compañero",
exhibidos en la plaza de Chiquián
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Con Luis Pardo se
cierra el ciclo de los bandoleros y se abre otro, el de los luchadores por la
justicia social. Pionero en este campo fue Luis Pardo Novoa, el bardo chiquiano
que sigue cabalgando con las banderas muy en alto, en este siglo donde la
injusticia y la corrupción campean, y para combatirla se necesitan líderes
sociales de su temple y talla.
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