Ergo Sifuentes y esposa Doris |
Actualmente en la casona y desde hace muchos años funciona el Teatro “La Cabaña”, En la década del 40, desde allí transmitía “Radio Victoria del Perú” Esta reseña, es a su vez un saludo y felicitación por su cumpleaños, a Carlos Ramírez Cuentas, destacado profesional, que aprovecha del modo más grato sus horas libres, profesando su pasión por el periodismo.
Radio Victoria asumió en muy poco tiempo, el rol para el que fuera creada, la emisora radial líder del Perú. Trasladó sus instalaciones de la cuadra 43 de la Av.Argentina, a la hermosa construcción del Parque de la Exposición y floreció la expansión, nacieron las filiales de provincias y se construyó el edificio Cavero Dubois de la Av.Tacna. A Huaraz le tocó en 1,956.
Y MIENTRAS TANTO EN HUARAZ....
El objetivo, que comenzó con la búsqueda de ubicación y emplazamiento, con el avituallamiento pertinente ( se trasladaron los equipos Telefunken fundadores de Radio Victoria) concluyó favorablemente el día que comenzó a sonar, entre las Cordilleras Blanca y Negra, la “Quinta sinfonía” del genial sordo, sus inaugurales emisiones iban de las seis de la tarde a las diez de la medianoche, en el apacible y fausto Huaraz de aquellos años, en el que los domingos se salía “de campo” al Centenario o Nicrupampa, que eran auténticos jardines. “Nicrupampa de mi amor, barrio por donde nace el sol. Eres jardín de Huaraz, por tus flores sin igual. Verdes campos te adornan, fértiles tierras también, tus mujeres hermosas hacen de ti un primor”, homenajeaba Don Manuel Guimaray Romero a su lar nativo y por su parte Octavio Reyes, “Don Octash”, agasajaba al suyo: “Hermoso barrio del Centenario tu eres la perla del Huascarán. En ti nacen lindas mujeres que me inspiran admiración, con sus ojitos de capulí y su boquita de clavel”.
Pero no fue en ninguno de los dos, que se instalaron los equipos de transmisión de la filial huaracina de la Cadena Nacional de Radio Victoria. La larga antena requería de un lugar más elevado y ese era “El Pedregal”. Hasta allí llegaron los dos especialistas encomendados por “el Jefe” Eduardo Cavero Andrade. Se trataba del Ingº Luis Gálvez y su brazo derecho, el técnico todo terreno Emilio Lastarria. Una anécdota signó el orto de la primera radiodifusora de la Sierra norte. Ellos hicieron un somero recorrido por las polvorientas avenidas Villón y Amadeo Figueroa y al no encontrar condiciones, se disponían a regresar por donde habían venido. No contaron con que, desde la estupenda residencia de arcos de ladrillo, que había concitado su interés, una espabilada dama y su hijo observaban cada movimiento del dueto forastero. Era la Sra. Carmela Maguiña Norabuena, que tuvo que cesar como telefonista de la Compañía Peruana de Teléfonos, el día que se matrimonió con el profesor Darío Osorio Sánchez, docente de la Escuela Primaria 352 “Javier Prado Ugarteche”.
Muy solícita, abordó a los visitantes, indagando por la razón de sus desazones. Al enterarse que se regresaban ese día, les convenció para postergar su viaje a fin de no desairar su invitación para almorzar al día siguiente. Probablemente fue el menú, de jamón auténtico, llunca de gallina y crocantes cuyes, rociado con su chichita, el que los convenció de quedarse. Para el almuerzo la Sra. Maguiña de Osorio, no solo tenía listas las exquisiteces de la región, sino también un plan. Previo al banquete, los llevó a conocer la baldía explanada, ocupada solo en una de sus esquinas por el “Alianza Pedregal”. Estaba cerca a su casa y satisfizo las expectativas de los técnicos. Allí nació Radio Huaraz, con la Sra. Carmela Maguiña como su primera locutora y el profesor Darío Osorio, su esposo, como el primer operador de los controles. Para la inauguración vino el jefe y su séquito. A don José Eduardo Cavero Andrade, no lo acompañó su esposa la Sra. Laura Dubois Zubiaga, sino una bella secretaria que le tomaba los apuntes, con ellos retornaron el Ingº Lucho Gálvez y Don Emilio Lastarria y sus respectivas esposas, también vino el locutor estrella de Radio Victoria, el chiclayano de brillante y profundo timbre de voz, Don Juan Ramírez Lazo, el mismo que Don Eduardo Cavero “jaló” de la Radio “Sucesos Excelsior” .
RADIO DIAMANTELa precursora de la locución en Huaraz, aún aguarda su merecido homenaje, junto a Renán Carranza Saravia, también locutor autodidacta y a quien le tocó la responsabilidad de la administración de la emisora. Unidos y solidarios, se constituyeron en los forjadores de los primeros locutores radiales de nuestra querida ciudad. También Rolando Tarazona Soto, inquieto sanfranciscano, deportista, que se incorpora en 1958, procedente del semillero de la locución que fue Radio Diamante, la primera emisora de Huaraz, la más antigua, la pionera, que desde sus instalaciones en el segundo piso de la casa del Sr. Arbulú, en la Plaza de Armas, amenizaba desde 1943, las apacibles y esplendentes tardes de sol del estío y también las inopinadas borrascas de la estación lluviosa, que si procedían del sur, provocaban una verdadera estampida, en busca de refugio.
Contaba con variados programas de música y noticias como el Noticioso del medio día, al que seguía “Melodías del amor” con los recados de saludo a las buenamozas que en ese momento, aireaban sus encantos por la Plaza y otras que lo hacían por los mercados o laboraban en ellos. En las noches cerraba su programación con “Hablemos de Amor”. Cuando Rolando Tarazona Soto le dejó la posta, allí se forjó en acero y se fogueó en el frente de batalla, canjeando juegos infantiles por la conducción de la emisora, un niño de doce años: Carlos Ramírez Cuentas, colmando así con prometedora madurez las expectativas de su padre, Don Victoriano Ramírez Sifuentes, a quien corresponde la concepción, el empeño y la encarnación de Radio Diamante, cuya estructura tangible estaba constituida por una red de altoparlantes, entre la Plaza de Armas, el mercado Central del Jr. La Mar y el Mercado mayorista-camal, de la esquina de los jirones Ancash y Andrea Bellido, pero cuya relevancia, trasciende las cotas de la historia, para elevarse por las potestades de lo legendario, heroico y fascinante.
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